Me dijeron seis días de vida,
no paré de llorar,
esperando un milagro,
un milagro que impidiese mi ida.
Me dijeron cuatro días respirando,
dejé de llorar,
agarré fuerte a mi familia
y los pasé a ciegas luchando.
Me aseguraron dos días más,
al Dios que nunca creí recé,
corrí hacia la segunda oportunidad
y por supuesto sin mirar atrás.
Lo típico no os pienso decir,
que luchando se consiguen las cosas,
pues poco después yo morí,
y en mi tumba me dejaron rosas.
Lo que sí os puedo pedir,
es que nunca perder la esperanza debéis,
a veces lo conseguiréis,
otras igual no,
pero con fuerza ya veréis,
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